viernes, enero 13, 2006

Vacaciones

Hasta nuevo aviso, me retiro de las pistas capitales, letradas, fantasiosas, reales, mundanas, epifánicas, reveladoras, graciosas, tristes, irónicas...
Espero volver renovada, más creativa, entera y dispuesta.
Les deseo lo mejor a todos quienes me han acompañado.
Saludos de una Mujer Extinta que espera volver a nacer...

martes, enero 03, 2006

Enterrando a la difunta

Creyendo que un año nuevo me daba pie para comenzar de cero legalmente, le envié un mail digno, lleno de amor, buenos deseos y "tips" para el futuro... (más que mal fueron seis años, la conozco).
Suspiré aliviada al hacer click en "send". Ahí terminaba todo para mi. Ahí comenzaba todo para mi. Ahí enterraba a "la difunta" como le dice una amiga.
Volví a mi casa a las 5:30 de la mañana... y hasta ahí me llegó la dignidad. Después de llamar a cada "amiga recurso" para no apretar los números maquiavélicos que me harían retroceder y que ninguna pudiera contestar, la llamé. La llamé a las 8:30 de la mañana. Siete llamadas antes que me contestara. Me salió todo lo esquizoide y bipolar.
Le solté mi rabia como también le dije: "tu entiendes que todo lo mala onda es por el resentimiento, ¿cierto? Pero que de verdad quiero lo mejor para ambas".
Ella me dijo que si. Me dejó desahgarme. Se desahogo ella también.
Quizás era necesario. No lo se. Pero ya fue. Lloré, lloró. Lloramos.
Es triste cerrar una historia futura y extrañarla. Extrañar algo que no ha pasado pero era tan certero de ser. Es doloroso tener la certeza que aún a su lado sentiría el mismo vacío porque ya se rompió lo que quedaba. Entonces, duele sin ella y dolría con ella también. O sea, que duela.
Y aprovecho de darme licencia, sin darme cuenta, de volver a sentir ese amor hacia la persona más platónica de mi vida. Ese amor que se que nunca será pero que me da la paz que necesita el mundo.
Y hay ángeles que se disfrasaron de humanos que vienen a acompañarme cada día, cada noche. Se hacen pasar por amigas mortales. Estudian, trabajan, ríen, lloran. Pero son ángeles custodios. Y sólo me cuidan, solo me abrazan, solo estan. Y se, a ciencia cierta, que sienten mi pena con el mismo dolor que yo. Y que si tuvieran como alivianarla, lo harían.
QUizás el viernes nos vamos a la playa a saludar al mar y renovar energías.
Sentir dolor así, es una bendición. El dolor hace crecer, pero el dolor en compañía -buena compañía- es darle vida a la vida que parecía extinguida.