jueves, diciembre 22, 2005

Hacer frente o callar x la mentira.

Debe creer que no me doy cuenta. O quizás, tiene tan claro cómo la conozco que prefiere obviar el tema.
Las luces la llaman. Esa fama que no necesariamente se pide, pero llega. Y cuando se planta en la vida, no alcanzamos a vislumbrar si efectivamente era lo que queríamos o este deseo se distorcionó con el paso del tiempo.
Y ahora, le sonríe a su ídola. Ahora, es su paño de lágrimas. Ahora es la diva de la diva y yo, algo que flota, está, conversa, da pié a nuevos temas y espacios. No mucho más.
Uno es el último en enterarse de lo que nos pasa. Y hoy, es a ella a quién le pasa.
Ella, a la que generalmente siento por segura. A la que siempre está a mi lado. A la que me dice lo adorable que soy. La que me agobia de llamadas, besos, cariño y amor. Y es ella, quien está nuevamente sin estar.
Se autoconvence de que lo está haciendo bien. Que es sólo una nueva amiga. Pero bien sabe (y yo bien se), cómo es cuando conquista. Cómo se maneja en el plano de la seducción. Cómo la estrategia se convierte en táctica y como me aleja mientras me destroza -nuevamente- el corazón.
Y "la diva", no es más que la inocencia. No es más que lo explicito y sutil de la vulnerabilidad. La sonrisa justa y mirada profunda que endiosa a quien se ponga en frente.
Pero ella, quien era mía, me da besos a mi mientras la besa a ella (por eso cierra los ojos). Ella, le habla de sus logros y profundidades (donde he sido yo quien la ha impulsado y acompañado). Ella, luce traje nuevo de carne y señuelo (una imagen atractiva). Ella, me abandona en presencia y me liquida con la obligación de "tener" que hacer deferencia.
Hoy pisa esenario. Un esenario que la facina y emboba. La pasarela rústica que da podio al ego y alimenta una frustrada autoestima haciéndoce creer enamorada (o en vías de..), pero más temprano que tarde, tengo la certeza que querrá volver a mi.
Y yo, con el alma destrosada, le daré un beso -quizás-. Yo, con el corazón hecho trizas, probablemente la deje volver.
Pero el daño presente, los fantasmas pasados, los resentimientos recién cicatrizados... esparcerán la indiferencia a una bifurcación excluyente de lo que siempre quisimos.
Me llena el vacío. Me carcome la angustia; esa que de esperar desespera. Esa que no dice porque teme escuchar mentiras.
No pregunte si no quiere escuchar verdades:
no tengo tantas luces como para llenar su nueva pasarela. Nuestro amor, se envenena.

1 Comments:

Blogger Porrita said...

pucha, nada mas que darte ánimo y desearte que en estas fiestas encuentres un lucesita que te alumbre.
un abrazote, y feliz navidad!!!!

12:56 p. m.  

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